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La aplicación más inmediata de la globalización de la información ha sido sin duda la de los medios de comunicación, que ha permitido transmitir las noticias e informaciones de forma prácticamente inmediata. Gracias a Internet podemos leer los diarios de cualquier país, ver la televisión o escuchar programas de radio de otros lugares del mundo. Esta inmediatez en la difusión de las noticias ha hecho posible que organizaciones internacionales realicen campañas masivas. Un ejemplo son las realizadas por Amnistía Internacional en contra de la pena de muerte, Greenpeace para frenar el cambio climático o la plataforma Todos Contra el Canon para recoger firmas. Hasta hace pocos años, consultar mapas era cuestión de mirar un libro, un atlas o un plano. En el mejor de los casos, existían versiones en relieve que requerían técnicas cartográficas para su interpretación. Hoy en día, podemos visitar cualquier ciudad del mundo desde las imágenes tomadas por un satélite, pasear por las calles de algunas ciudades e incluso ver las distintas clases de árboles que hay en un terreno determinado. Una variación de la aplicación anterior son los sistemas de navegación por satélite. Para buscar una dirección, ver que ruta debemos seguir para ir a un lugar determinado o establecer la posición de un vehículo, ya no son necesarios los mapas de carretera o las hojas de ruta. Los sistemas que se utilizan hoy en día son el Sistema de Posicionamiento Global por Satélite (GPS, Global Positioning System), desarrollado por Estados Unidos, y el Galileo, desarrollado por la Unión Europea. Cualquier museo de mundo permite realizar un paseo digital por sus salas a través de Internet. Este ejemplo es uno de tantos de la globalización cultural que ha dado lugar a la extensión de la cultura, el arte, el diseño, la música, la danza... a cualquier lugar del mundo.

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